viernes, 17 de abril de 2015

De pactos y consensos: Yo pacto, tú pactas, el pacta…

 

El escenario político en España de cara a las elecciones autonómicas del próximo 24 de mayo es realmente interesante puesto que se abre el abanico de posibilidades de gobernación en las Administraciones Locales y Autonómicas en función de una realidad donde primarán los pactos como consecuencia del adiós de las mayorías absolutas tal como parece predecir las encuestas con empates técnicos entre dos o más fuerzas.
Derecha e izquierda respecto al centro ideológico ya no es una opción. A las organizaciones de referencia le salen retoños que buscan protagonismo. Un PP desarmado por el síndrome Hubris que lucha contra sus demonios internos y contra la rebelión social, respuesta de su propia política frente a un PSOE, no exento de los mismos demonios que habitan en todas las organizaciones, que siempre ha sido el único adalid de la oposición útil y la alternativa, y que ahora no ha sabido mantener su liderazgo natural ante partidos nuevos que se cuelan como Podemos y Ciudadanos que le roba el descontento social y el protagonismo mediático pese a su ambigüedad y cierta utopía práctica.
IU y UPyD bastante tienen con sortear las circunstancias entre la pérdida de identidad y el suicidio político. Es curioso como la identidad del votante progresista puede tener cabida en diferentes partidos diferenciándose en los matices e igualmente ocurre por el ala derecha de las posiciones ideológicas. De ahí los trasvases entre organizaciones.
Así `pues, la noche electoral se presenta emocionante, ideal para compartir con los amigos frente al televisor y observando y haciendo cuentas con el recuento de concejales y escaños, como en los mejores finales frente a la tele en el festival de Eurovisión.
Al final me quedo con lo positivo que según parece se va a dar en esta cita electoral y presumiblemente con más fuerza si cabe en las elecciones generales. Me refiero a la potenciación de la política de pactos y el reforzamiento del consenso como motor de gestión y forma natural de entendimiento entre los partidos políticos. Las mayorías absolutas no son buenas y el fin del bipartidismo abre nuevas vías, nuevos escenarios y nuevas formas en la política y eso siempre es de agradecer.


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