miércoles, 19 de febrero de 2020

Cuento anónimo oriental



Felicitaciones y condolencias

Como estoy ciego, no puedo ver la cara de una persona, y debo juzgar su carácter por el sonido de su voz. En general, cuando oigo a alguien felicitar a otro por su felicidad o su éxito, también oigo un tono de envidia secreta. Cuando se expresa condolencia por la desgracia ajena, percibo placer y satisfacción, como si el que se compadece estuviera en realidad contento porque queda algo de lo que él puede aprovecharse.


No hay comentarios:

Publicar un comentario