lunes, 14 de mayo de 2012

De calores y feudalismo




Estamos en plena alerta con una ola de calor que ablanda las ideas. Las altas temperaturas hace estragos en nuestras neuronas terrenales y más en las mentes pensantes que deciden y tienen arrogada esa potestad de decidir por nosotros, humildes sufridores. En ocasiones, me parece estar todavía en pleno  “déjà vu” al estilo medieval cuando los súbditos sufrían las tropelias de los señores feudales.
        Los que hacen de estirpe feudal son muchos: la clase política más preocupada de sus batallitas internas y externas, los mercados financieros siempre fieles a sus intereses económicos y en alianzas con la clase política y algo abstracto como Europa Vs. Merkel que tanto vale para un roto como para un descosido. Sin embargo, los súbditos de los escalafones inferiores como en cualquier feudalismo que se precie con subidas de impuestos por doquier, vía recorte o reforma, para pagar los caprichos en unos casos y la mala gestión en otros de los Señores.
        Al menos, de forma teórica, no hemos cambiado mucho a pesar de los años y repetimos viejos esquemas; espero que no volvamos a la misma economía doméstica de entonces donde la Tierra era la base del sustento diario y el trueque un valor en alza en la economía.
        El calor de estos días nos hace quejarnos por otros menesteres que no sean los que enumera la prensa diaria un día sí y el otro también. No nos dan tregua. A los viernes de dolor de lo patrio le siguen los sustos que nos dá la temida Europa que nos asusta con castigarnos como a Grecia; y a todas esas el euro que revolotea sobre nuestras cabezas sin saber si aterrizar o seguir de largo.
        Me decía mi dentista esta tarde, en base a un chiste que le había contado, que hasta la primavera la había recortado este Gobierno para traernos este sofocante calor que nos hiciera quejarnos de otra cosa y que nos adormeciera por un tiempo, al menos hasta el próximo viernes.


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