viernes, 1 de marzo de 2013

La cuesta de marzo

 
 
 

 
         Empieza este mes de marzo con un gélido frío y una amenaza de borrasca en el horizonte, lo normal para un día cualquiera en la sede del partido en el gobierno.

          Remontamos a duras penas esta cuesta de enero más larga de lo habitual que se cuela más allá de su mes natural sin saber dónde se anuncia el cartel de la llegada a puerto. Ya me gustaría ver a un ciclista de montaña del pelotón internacional en cualquiera de las curvas de esta carretera empinada.

          Pero sabemos que la meta está en lo alto, que existe porque en algún recodo del camino incluso la vemos a lo lejos; sólo que nos cuesta alcanzarla. A veces, nos falta el oxígeno para seguir pedaleando y las piedras en el camino que otros tiran consciente o inconscientemente no ayudan en el ritmo de subida.

          Incluso hay momentos en que tenemos que bajarnos de la bicicleta para tomar un repecho más duro de lo normal, descansar de nuestros pies cansados y volver a pedalear esperanzados del final. No sabemos cuándo pero llegaremos.
 
         A lo que iba…que me voy por los cerros de Úbeda acordándome de los innombrables que nos gobiernan, si bien el verbo gobernar no está bien conjugado en este caso.

          El clima adverso de este primer día de mes es sinónimo de la situación general: el papa que se va entre profecías del final de los tiempos y los misterios de su dimisión por conocimiento de realidades que harían temblar los cimientos de la Iglesia, Italia que pone en riesgo y evidencia el futuro de Europa con unas elecciones de resultados complejos para la gobernabilidad y la estabilidad, el escenario económico internacional que no mejora y está al vaivén del acontecer diario con la prima de riesgo de algunos países jugando a la montaña rusa, España que cada vez está más desfigurada por la acción de quienes quieren emular a la pintora del Homo Ecce y así podríamos seguir describiendo una panorámica de la realidad que ni los mejores guionistas hubieran podido escribir hace una década.

          Pero aquí seguimos…sabiendo que la primavera está preparando su llegada para florecer de nuevo la esperanza y la ilusión dormida en todos nosotros.



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