viernes, 4 de octubre de 2013

Reflexión de otoño

 

Ha llegado el otoño con este veranillo de San Miguel escondido entre nubes que nos hace sufrir esta sofocante sensación de calor sin sol de por medio. Se agradecería la lluvia que empape de nuevo esta tierra canaria para tapizar de otoño nuestras medianías y poder disfrutarlas en todo su esplendor, pero sólo han llegado esas cuatro gotas que te empapan si estás mucho tiempo sin guarecerte pero que sólo ayudan a aumentar la calufa húmeda en el ambiente.
Se interna octubre en el calendario con el tiempo en transición hacia un cambio de horario y con la amenaza en el horizonte que nos quiten a los canarios nuestra idiosincrasia de “una hora menos” tal como está estudiando el Congreso siguiendo las pautas de una comisión de entendidos (cobrando por ello supongo).
Tiempo de revueltas en esta estación que nos acerca a la navidad donde a pesar de las mareas humanas: de la blanca a la verde…la gente está cada vez más apática, trata simplemente de sobrevivir; al menos, es lo que percibo en los entornos inmediatos que observo.
Es como una calma tensa que todo lo invade y en cuyo interior anida cientos de martirios personales y tragedias colectivas, sin nombres para el papel cuché porque tienen lugar en la intimidad de hogares anónimos. Es la culminación de la la doctrina del shock en su esplendor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario