viernes, 14 de diciembre de 2012

Mi navidad

 
 
Se acercó la Navidad sigilosa y, pese a que la situación no anima a mucha barbarie consumista ni ánimos parranderos, la gente sale de los centros comerciales con bolsas en la mano, los reyes y los noeles rojos cuelgan de los balcones, y las terrazas se llenan de corazones alegres. Quizás sea porque la navidad es un sentimiento que al igual que la hiedra trepa por nuestros corazones y sin apenas darte cuenta te invade en silencio tiñendo de rojo los rincones de nuestra alma.
Este año es especial por muchas razones personales para mí, tengo a los míos juntos todos por vez primera, inclusive aquellos que, como el turrón, vuelven a casa por navidad. El fin de año quemaré en una hoguera virtual los infortunios económicos de éste, las tristezas y pesares, los problemas pequeños y grandes que nos agobia en el acontecer diario y todas aquellas cosas que pesan en la balanza de lo negativo para desde el minuto 1 del 2013 poner todo el tesón en salir airoso de las circunstancias que la vida, con la ayuda inestimable de Rajoy, nos ha dado y que ni el contexto personal o general pueda cambiar un ápice el camino marcado y las metas propuestas.
Me declaro optimista ante el futuro, procuro disfrutar de las pequeñeces del día a día, vivir la vida en presente dejando que el futuro se muestre sereno cuando lleguemos a su encuentro donde se nos hará presente igualmente; vivir, que no es sólo convivir, con las personas que nos rodea y que hemos elegido para que nos acompañe en nuestro camino y disfrutar de ellas y con ellas en nuestro paseo terrenal.
Ya estoy disfrutando de la navidad, mientras escribiendo estas letras, oigo de fondo un cd de villancicos cuya música parece coordinada con las luces del árbol de navidad que refleja sus luminarias en los adornos del salón. Ahora mismo estoy solo en casa, imaginándola en breves fechas llena de las sonrisas de la gente que quiero y de los recuerdos de aquellas que marcharon antes de tiempo.
La Navidad es un estado de la mente, mucho más allá de la explotación comercial que sin desdeñarla – yo mismo disfruto eligiendo regalos para la gente que aprecio – no es la única variante de esta época del año.
Disfrutemos, vivamos y sintámonos vivos.


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