viernes, 5 de julio de 2013

Carta a una amiga

 
 
      Es difícil querida amiga ayudarte a mantener el equilibrio en el camino que se ha tornado pedregoso cuando mi mano abierta no encuentra la tuya que se aleja de su contacto. Sé que los ecos de la personalidad que siempre te ha acompañado te fuerza a sobrellevar los golpes de la vida en la intimidad de tu espacio para resucitar como ave fénix de tus cenizas, pero el afecto y el cariño de la gente que te quiere son buenos aliados en la tarea de emprender de nuevo el vuelo cuando el aterrizaje de emergencia nos ha hecho amerizar en el oleaje de la vida.
    Las circunstancias no siempre son propicias para la alegría y la expansión y disfrute de las ilusiones pero siempre hay un rayo de esperanza en cualquier esquina que nos recuerda que “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar” como diría Machado. Los amigos estamos para compartir el sendero, tanto cuando la tierra sonríe a través de las flores que crecen a nuestro paso como cuando el terreno se vuelve árido y seco a pesar de las lágrimas vertidas.
          Amiga, sé que estás dentro de ese cuerpo que a modo de vasija te envuelve, porque le hablo a tu corazón que dormita dentro de ti esperando salir de nuevo a revolotear por esos mundos que te aguardan y que tú misma creas a cada instante. Sé que amanecerá un mañana y los recuerdos serán sólo recuerdos de un pasado que no amagarán con cercenar tu presente de sonrisas.
          Tanto si estoy cerca para verlo como si lo intuyo en la distancia te deseo de todo corazón que llegues a tu meta, sea cual fuere. Que no pierdas en el camino tu esencia porque te hace ser tú, que mantengas los pilares de tu fe inquebrantable en ti misma y la personalidad que desprendes.
          Amiga, mi mano sigue tendida y así seguirá hasta que tú quieras.
        


No hay comentarios:

Publicar un comentario