viernes, 12 de julio de 2013

Vehículos oficiales y tráfico

 
Venía el otro día por la autopista dirección sur hacia Telde cuando yendo a poco más de la velocidad permitida en la vía un furgón con anagramas y logos del Cabildo de Gran Canaria se me coloca detrás, prácticamente pegado a mi vehículo y con aspavientos para que me quitara, lo que me era imposible por la circunstancias de la circulación.
         Antes de poder apartarme a un lado en un ejercicio de irresponsabilidad dicho conductor me adelanta por la derecha en una maniobra peligrosa y ante mi actitud de tocar el claxon me hace una peineta dejándome en la duda de si es la poca educación de un señor o la nueva política del Cabildo en los coches oficiales de sus organismos.
         Recordé entonces una conversación que había tenido con unos amigos meses antes en cuanto al impacto negativo que tiene en nosotros las maniobras y actitudes negativas de los vehículos comerciales en el tráfico. Sin ir más lejos, me viene a la memoria el caso de una vez que iba en mi coche al supermercado y tuve una incidencia con un furgón de reparto de una conocida marca de leche que, casualmente era la que consumía por aquel entonces y en el momento posterior de estar en la estantería para surtirme del producto recordé el incidente y la negatividad del recuerdo hizo que cambiara de marca ese día y hasta la fecha.
         Claro que en el caso que nos ocupa no podemos cambiar de marca. No es el primer caso que me encuentro por experiencia propia o por relato de otras personas en que los conductores de vehículos de las administraciones públicas tienen actitudes que escapan a toda lógica y fuera de lugar en función no ya de las elementales normas de convivencia en el tráfico diario sino en base también al organismo al que está vinculado y cuya imagen se queda a merced de la ineptitud y prepotencia de estos individuos. Y hablamos de aparcamientos indebidos, conductas incívicas, maniobras peligrosas en la carretera, velocidades inadecuadas….



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